SÁEZ DE MATURANA, FRANCISCO JAVIER
Cuando preparaba con ilusión este escrito, alguien me dijo: ¿para qué un lilbro sobre liturgia si cada vez participan menos personas en la misa?. Confieso que aquellas palabras me cuestionaron, pues las iglesias se vacian y los números alarman. Ocurre también que, en algunos contextos, hablar de liturgia se asocia con ropajes, fórmulas incomprensibles, incienso y aburrimiento. Y me pregunté: ¿Vale la pena continuar?. Pero también, ¿puedo descansar, conformarme y contentarme con decir: "No, la liturgia no debería ser así!", sabiendo que la pura negación no resuelve nada?