Se dice que la adolescencia es una etapa turbulenta, de crisis inevitable,
aparente irresponsabilidad y conductas de riesgo. Pero esta
mala prensa está agravando la situación en lugar de ayudar a resolverla.
Y más en un entorno digital y cambiante, con la sombra del acoso
escolar acechando a nuestros niños desde la infancia.
Recientemente, un profesor preguntaba a los alumnos de su clase
de 1º de Primaria, con 6 años de edad, cuál era su juguete favorito: 23
de 26 alumnos contestaron
la tablet. Los niños aprenden a utilizar el
móvil y la tablet antes que a leer y a escribir. Y para educar en el siglo
XXI es necesario no olvidarse de esta realidad. La educación digital
debe ser un medio de desarrollo personal y no solo un barniz pseudotecnológico
que eduque ciudadanos seguros.
Este libro va dirigido a padres, profesores, tutores, orientadores, educadores
y a todo aquel que entienda que un adolescente hiperconectado
puede ser feliz, y que quiera además formar parte de la solución
del problema de la violencia escolar en esta revolución digital que estamos
viviendo