¿Os imagináis cómo sería vivir sin sentir
resentimiento alguno, incluso cuando nos
han hecho daño? ¿O responder de manera
plenamente consciente en cada situación, en
vez de reaccionar de manera visceral? Este
es solamente uno de los regalos que podría
aportarnos la práctica del arte de bendecir
con el corazón.