Esta obra ofrece un proceso reflexivo que contempla cinco pasos o capítulos. En el primero se afrontan cuestiones de clarificación: en torno al vivir juntos, para dejar constancia de lo que significa, a la hora de abordarlo, la conexión entre paz y convivencia; y en torno a la opción por las virtudes, para justificar una apuesta por ellas que hoy no es raro que se ponga bajo sospecha. En el segundo capítulo se pasa a analizar la noción de virtud, pues resulta clave asentarla bien, tanto para evitar malentendidos diversos como para diseñar el horizonte de sus posibilidades. En el tercero se analizan las cuestiones discutidas en torno a la categoría de virtud, atendiendo al momento crítico y justificador de esta. Estas aclaraciones permitirán entrar adecuadamente en el horizonte último de este trabajo, el educativo, con un cuarto capítulo dedicado al aprendizaje de la virtud. Por último, en el quinto, se aplicará todo lo precedente al objetivo más propio de estas líneas, el de fomentar virtudes para la convivencia, presentando aquellas que consideran más pertinentes: el respeto, la justicia, la obediencia cívica, la compasión, la sobriedad, la generosidad, etc. El libro termina con un epílogo sobre la autonomía personal.