Maud tiene ochenta y ocho años y vive sola en un gran apartamento del centro de Gotemburgo. Su prioridad es pasar el tiempo que le queda en paz y tranquilidad, disfrutando de sus aficiones, como la de viajar por el mundo. Gracias a su talento especial encontrará el modo de alcanzar sus objetivos, deshaciéndose de quienes se interponen en su camino de manera definitiva. No hay duda de que las apariencias pueden ser engañosas y, tras su fachada de dulce abuelita, Maud logrará resolver sus problemas con frialdad y creatividad, sin despertar sospechas y demostrando que la edad no es impedimento para el crimen perfecto