Estos tres cánticos, con los que se inicia el evangelio de Lucas: el de María (magnificat), el de Zacarías (Benedictus) y el de Simeón (que se reza en la oración de Completas), y el autor los analiza de una forma original y relacionados entre ellos: son los únicos momentos en que el Nuevo Testamento "canta", como en un "crescendo", la conciencia de que la presencia de Dios en la historia nos transforme.