A menudo no hace falta más que un pétalo o una
sílaba para percatarnos de la poesía que se cobija en
el día a día. La imagen y la palabra se toman de la
mano para introducirte en un mundo lleno de encanto.
Pétalos blancos, ligeros y constantemente cambiantes,
bailando en el escenario de un sencillo recuadro
siguiendo la armoniosa métrica ínfima del haiku
japonés. Plástica y pensamiento. La vida fluye y se
mueve en este libro, entrando y saliendo, frenando y
acelerando, conteniéndose y desbordándose en las
infinitas posibilidades y delicados matices que generan
las palabras susurradas y los pétalos que le dan
nombre.