Cuando Elisabeth de Wittelsbach, princesa de Baviera, la mítica Sissi, nació el 24 de diciembre de 1837, una
serie de malos augurios anunciaron lo que más tarde se confirmaría: que aquella chiquilla tendría un futuro
privilegiado pero repleto de tragedias. La suya sería una vida tan dramática como malentendida, sepultada entre fábulas y mentiras, a la que un anarquista daría fin en uno de los asesinatos más famosos de la historia.