Simone Weil (París 1909- Ashford 1943), por la singularidad de sus experiencias y por la originalidad de sus reflexiones, que anticipan problemas centrales del debate filosófico actual, puede ser considerada como un caso excepcional en el pensamiento contemporáneo de búsqueda 'dramática' de la verdad y lucha contra la opresión. Su aspiración a una civilización auténticamente universal, que ella identifica con una civilización del trabajo, supone dirigir la mirada al pasado en nombre de una solidaridad que recuerda y hace suya la causa de los olvidados de la historia. Así, desde la memoria de los oprimidos, el testimonio de Simone Weil es ante todo una interpelación, una llamada a la compasión y a la renuncia en un mundo en el que estos valores resultan quizá escandalosos o absurdos.