Segunda novela de Kristina Ohlsson. La vida de Fredrika y sus colegas ha cambiado bastante. Su unidad es asignada a la investigación de unos casos sin aparente conexión: quince años atrás, una adolescente fue violada. Hoy, un hombre sin identificar resulta muerto en una persecución y un predicador y su esposa son hallados muertos en su apartamento; parece un suicido. Tras todo ello descubrirán una red de tráfico de personas que apunta en direcciones que nunca hubieran podido sospechar.