Esta es la historia de un hombre profundamente libre. Reconstruye la figura de Serafín Madrid a través de los hombres y las mujeres que le conocieron. Su camino empieza en un pueblo conquense y acaba con un golpe seco en una carretera, en plena floración, en plena gloria, como el fuego de artificio que se deshace después de llenar el cielo de luces. Serafín Madridd decía que sólo se arrodillaba ante Dios y ante el sufrimiento de los más débiles. Es decir, ante lo que amaba. Y ambas cosas, para él, eran lo mismo.