Solo una visión positiva, esperanzadora del existir humano merece ser considerada. Sólo esa visión nos hace mejores. Nos hace personas. No somos ángeles ni aspiramos a serlo. El angelismo de quien espera que todo sea bueno y gozoso pertenece a la estupidez humana, al engaño. Con el dolor y el mal se convive. Pero por ser personas, estamos llamados a superarlo. El evangelio de Cristo es un proyecto que emerge de las limitaciones del ser humano -que realmente existen-, y permite fijar la vista en horizontes que ofrecen gozo y realización personal. Ese proyecto son las bienaventuranzas. Ofrecen felicidad. Felicidad ya en esta tierra. Eso sí, felicidad humana, no angelical. La del mismo Jesús de Nazaret, el paradigma del bienaventurado, de quienes quieren ser humanamente felices. Juan José León Lastra, dominico, ha sido profesor de filosofía durante años y, en la actualidad, lo es de Antropología en el centro de Teología "Santo Domingo" (República Dominicana) y en la Escuela de Teología San Esteban (Salamanca). Autor de: Seis días para encontrar la vida (2003) y Creado y Creador (2006).