Nuestro Señor Jesucristo, en la intimidad del amor con su esposa (vinculada a él por sendos votos religiosos), -mientras le abría el Corazón para hacerla partícipe de su amor y designios divinos-, le dijo que contaba con ella para dar a conocer al mundo el misterio de su Divina Misericordia. Faustina sería el instrumento divino (como antaño fue santa Margarita María de Alacoque con las revelaciones sobre el Sagrado Corazón de Jesús), para llevar a cabo tan prodigiosa muestra de la condescendencia divina en favor de los hombres. Tomándola así, con ése carácter, el Divino Salvador llamaba a Faustina como su Secretaria y Apóstol de la Divina Misericordia. Es asombroso, y hasta inaudito cómo el Señor le habló! También las maravillas que Su gracia obraron en aquella alma, tan sencilla y humilde, que no tuvo jamás otro proyecto que cumplir por entero el querer divino en su vida, sea cual sea!...