Es unánime la devoción y reconocimiento a Santa Ángela de la Cruz
en todos los lugares donde las Hermanas de la Cruz han dejado su
huella. Esta obrera, aparadora de calzado, y sin apenas formación,
fundó a finales del siglo XIX en Sevilla, el Instituto de la Cruz.
Se hizo pobre con los pobres para llevarlos a Jesús y quiso vivir crucificada
con Cristo en el Calvario. Murió en olor de santidad en 1932
y su cuerpo incorrupto se venera en una pequeña capilla en la que
nunca faltan fieles que le suplican favores.
Estas páginas pretenden dar a conocer la vida de Santa Ángela con
una narración sencilla y directa. Es una oportunidad para descubrir
la auténtica personalidad de esta mujer que, con humildad y sacrificio,
fundó la Compañía de la Cruz y escribió páginas místicas a la altura
de San Juan de la Cruz.
La obra, más allá de su muerte, también nos acerca a su legado, que
sus hijas mantienen en la actualidad más vivo que nunca, incluso en
países como Italia y Argentina.