Tíjon de Moscú fue elegido patriarca en 1917, en los días de la revolución
rusa. Su mandato no duró ocho años. Falleció en 1925, a los sesenta años,
casi seguro envenenado. En 1989 fue declarado santo, el primero de los
nuevos mártires de la Iglesia ortodoxa rusa, que ha canonizado ya a unos mil
ochocientos. Los soviéticos disfrazaban su política de erradicación de la
Iglesia como defensa frente a la contrarrevolución, asegurando que jamás
oprimirían la libertad religiosa de eclesiásticos y creyentes normales. En
realidad, la Iglesia sufrió en Rusia la mayor persecución sangrienta de su
historia. El patrón ruso fue seguido en otros muchos lugares entre ellos
España en las persecuciones del siglo XX. Un joven autor ruso, de
ascendencia hispana, ha escrito en español el primer libro que cuenta esta
historia martirial en nuestra lengua. Superar el desconocimiento es comenzar
a andar el camino de la comprensión, de la unidad y de la paz.