Anselmo de Aosta (1033-1109), santo y doctor de la Iglesia, monje en Normandía y arzobispo de Canterbury, es uno de los padres fundadores de Europa. Una de las grandes preocupaciones de este benedictino universal fue fortalecer la unidad de la Iglesia. Para ello prestó su apoyo incondicional a los papas legítimos y ayudó a clarificar algunas cuestiones discutidas con las Iglesias de Oriente. Su exposición y defensa de las verdades de la fe cristiana con ayuda de la sola razón, le señalan como el iniciador de la escolástica y de un nuevo método teológico que se sintetiza en su famosa formulación: "Fides quaerens intellectum".