AA.VV
Me han enseñado que puedo hablar con
él. Cuando era pequeño, un sacerdote de
mi colegio me animó a ponerle un nombre, así
sería más fácil tratarlo; pero conforme he ido
creciendo, me he dado cuenta que lo he dejado
un poco de lado. No sé si debo pedirle perdón; tal
vez sí, porque si tengo un ángel, es para tener un
trato con él. En fin, espero que a partir de hoy, al
menos cuando empiece a hacer mi rato de oración
sea más consciente de su intercesión y, claro,
me sople algunas cosas para decirte, en estas
conversaciones que tenemos entre Tú y yo.