Rebecca tiene treinta y ocho años, tres niños, un marido
guapísimo con tendencia al escaqueo, una madre
pesada y adorable, un trabajo de mierda y un grupo de
amigas totalmente locas.
Es desastrosa, ocurrente, divertida y malhablada. Sabe
que tiene la nevera vacía pero se tira en el sofá a cotillear
Facebook y beber vino durante dos horas. Llega
siempre tarde al trabajo y agobia a su marido con sus
constantes ataques de celos. En fin, lo normal.
Hasta que un día todo empieza a complicarse. Los problemas,
como dice Rebecca, son muy maleducados: se
presentan todos juntos y sin avisar. Pero cuando cree
que lo suyo ya no tiene remedio, ocurre algo sorprendente
que hace que la suerte vuelva a sonreírle