En este mundo donde muchos presagiaban el fin de la religión
y el ocaso de las creencias, la religión del pueblo no
ha desaparecido. Al contrario, no deja de crecer. Y muy
especialmente entre los más pobres del mundo. Este libro
ofrece una apertura a la experiencia devocional y espiritual
sobre la que la Iglesia Católica necesita reflexionar
a la luz de la antropología, la teología y el magisterio. Se
trata de averiguar qué lugar puede ocupar dentro del gran
cuerpo en Cristo, la fe y la religión popular durante tanto
tiempo olvidada e incluso despreciada. ¿Podrá esta religiosidad
de los más humildes aportar nuevas claves para
reforzar una Iglesia con preferencia por los más pobres?