En un pequeño convento trapense situado en la localidad granadina de La Gorgoracha, aparece ahorcado el cadáver del padre Abel, uno de los monjes, y a pesar de que ha sido un suicidio, el prior ha tomado la decisión de declarar el hecho como muerte accidental. El impacto brutal que lo ocurrido provoca en cada uno de los cinco miembros de la comunidad se verá agravado por la determinación un tanto morbosa de un periodista por ahondar en la verdadera naturaleza de esa muerte y sacar a la luz mediática el diario del fraile, en que previsiblemente daba razón de sus razones. A pesar de la ocultación y la manipulación del prior, la turbación invadirá el ánimo del resto de los monjes y provocará una conmoción que transformará sus vidas.