En marzo de 2020, días antes de que toda España quedara confinada, Julio Llamazares se instaló junto a su familia y algunos amigos en una casa situada en la Sierra de los Lagares, cerca de Trujillo, en Extremadura. Allí vivieron, como los personajes del Decameron, recluidos durante casi tres meses en un lugar que les regaló la primavera más bella que vivieron nunca, una en el que la naturaleza se llenó de luces y de animales en libertad, preservada durante ese tiempo de la intervención humana, mientras la tragedia de la pandemia se cernía sobre el mundo entero. Y es que la vida, siempre, produce contrastes como estos.
Este libro combina literatura y arte, porque las acuarelas de Konrad Laudenbacher, amigo y compañero de confinamiento del autor acompañan estos apuntes del natural, en el que brilla la prosa magistral de Julio Llamazares.