Este libro, aunque básicamente contenga el testimonio de un cura hijo del
Vaticano II, puede muy bien leerse como una parte de la historia más reciente
de la Iglesia Católica en nuestro Estado Español. La implantación de los
contenidos pastorales del Concilio de Juan XXIII y Pablo VI, todavía en la resistencia
antifranquista por una buena parte de católicos españoles, no fue
nada fácil. Pero, como el autor de este libro intenta decirnos en sus páginas,
los esfuerzos no faltaron. Aparecieron nuevas formas de ser creyente, ya no
solo con la mentalidad conservadora, fiel al Nacional Catolicismo, sino abiertas
a nuevos valores de participación, de conciencia crítica, de mentalidad
política de izquierdas, de organización eclesial menos clerical y con mayor
presencia del laicado. La revolución del Vaticano II nunca dejó de dar frutos
evangélicos. La experiencia que narra este libro nos hace más agradecidos a
nuestra fe en el Dios de Jesús.