Los poemas de un poeta herido y roto que se reconstruyó al borde del abismo.
Desconocida y oculta, tú, ¡gran divinidad!
Susurro en la mente del hombre silente
que hondo te siente sin lograrte encontrar.
De místicos, artistas, de santos y poetas escurridiza
sombra que te das y te vas en un mundo que no entiendo
que del alma al hombre vuelas y lo arrancas de sí,
mientras dejas sus entrañas como expuestas
y sangrantes sin dejarlo reposar