Lograr la tranquilidad parece que está más allá de nosotros mismos, y
esto nos deja con un cierto dilema: necesitamos quietud para encontrar
a Dios, pero necesitamos su ayuda para encontrar la quietud. Con
esto en mente, ofrezco una oración por la quietud del corazón.
Pidamos al Señor calma para nuestros corazones para que podamos
saber que Él es Dios, para que podamos saber que Él crea y sustenta
cada aliento nuestro, que en cada segundo llama a la existencia al
universo entero nosotros mismos no menos que todos los demás
somos tus amados que quiere que nuestra vida florezca; que desea
nuestra felicidad, que nada cae fuera de su amor y cuidado, y que
todo y todos están seguros en sus amorosas y cuidadosas manos, en
este mundo y en el futuro.
Algunas cosas han cambiado en mi vida. Disfruto mucho rezando,
siento que estoy en la presencia amorosa del Dios que es Amor, que
Él nos escucha y que se manifiesta como Padre. Y se preocupa por
cada uno de nosotros.
Desde este amor expresado de Dios, nacen estas Plegarias desde el
vacío interior.