España, 1632. Los irlandeses, perseguidos por la política inglesa y por el hambre, se alistan al servicio de su majestad Felipe IV. La flota más famosa de corsarios decide afincarse en la costa española de Ribadesella. Patrick Ó Duinn es uno de ellos, y sueña con una muchacha que ha conocido en San Sebastián. Doña Leonor de Cárdenas es hija del duque de Maqueda, armador de barcos con patente de corso. En secreto, sigue los pasos de su padre, y arma un barco corsario, contratando a un administrador como testaferro. Ella tampoco ha podido olvidar a aquel irlandés que en San Sebastián le regaló un hermoso colgante. Patrick representa la romántica búsqueda de la libertad, mientras que doña Leonor, obligada por su linaje y las expectativas morales de la Corte, simboliza las contradicciones de una lucha entre los deseos y los deberes. Ambos, prisioneros de sus propios mundos, serán protagonistas de las contiendas sociales y políticas de su tiempo, y su amor desafiará las convenciones establecidas.