No es fácil precisar la riquísima personalidad de san Agustín a través
de la explicación de los símbolos del escudo agustiniano pintado en
1898 por Pereira Câo en la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, en
Lisboa. No son muchos: águila bicéfala, dos alas, el sol, la luna, la
mitra, la correa, el libro y el corazón en llamas. El escudo manifiesta
la grandeza asombrosa, admirable y prodigiosa de la persona de
Agustín apasionada portentosamente por la Verdad y por Dios. En la
correspondencia epistolar habida con san Jerónimo aparece la
personalidad de Agustín vibrante y apasionada de amor por la
verdad; humilde hasta pasar, sin importarle, como el más ignorante
de los alumnos, pero que no ceja de preguntar hasta conseguir
cohonestar las piezas diversas, poniendo en dificultad al maestro