Escritora frustrada, obsesiva y adicta a los medicamentos, Julia Irazu es una auténtica experta en complicarse la vida, pero esta vez los problemas vienen de fuera. De manera accidental se ve envuelta en una red de tráfico de arte, entre intereses millonarios y delincuentes sin escrúpulos, y conoce a Viktor Sokolov, un supuesto espía ruso junto al cual vivirá una aventura llena de peligros entre Bilbao, Palermo y San Petersburgo. Paradójicamente, será entonces cuando Julia descubra un principio básico que desconocía. Y es que, para morir, siempre hay tiempo. Dueña de una prosa adictiva y dotada de un fino sentido del humor, Carmen Conde irrumpe con fuerza en el actual panorama literario, dispuesta a robar muchas horas de sueño a los lectores con esta novela de espías que no se parece a ninguna otra.