Tras la muerte de su esposa, Arand T. Hingorani recibía cada mañana la visita de Gandhi, "para animarme y consolarme -cuenta él-, y escribía algo sobre lo que meditar". Más adelante le pidi' al Mahatma que escribiera para él un pensamiento con el que meditar cada día. A partir del 20 de noviembre de 1944, y durante casi dos años, Gandhi escribió a su amigo los pensamientos solicitados.