El papa Francisco, en su discurso con motivo del 50º
aniversario de la instauración del Sínodo de los Obispos por el
papa Pablo VI, utilizó la imagen de la pirámide invertida, cuya
cúspide se encuentra en la base. Así, ilustraba que la escucha de
todos los fieles lleva después a la autoridad de la Iglesia a decidir
tras recoger la opinión de todos los participantes. De este modo se
revalorizaría el sensus fidei de todos los fieles, sin menoscabo del
papel de la autoridad. La cuestión se traslada, sin embargo, a la
relación entre los ministros ordenados y los demás fieles, y, en
nuestro caso, a la relación entre obispos y presbíteros.