Estar en paz es parte esencial de la vocación cristiana, más aún en
nuestros días, marcados por tantos miedos, y tanta agitación y
ansiedad. Todos experimentamos la urgencia de recibir la paz de
Dios, y es ese el gran regalo que podemos transmitir a los demás.
Pero, ¿cómo encontrarla? ¿Cómo recuperarla cuando la hemos
perdido? Mediante la oración confiada, la humildad y el perdón,
la aceptación de uno mismo, y el deseo de vivir en el instante
presente.