Dani parecía un niño normal y corriente, de esos que te puedes encontrar en cualquier colegio de cualquier ciudad, pero no tenía nada de corriente.
Desde que nació, cada vez que se enfadaba, se formaba sobre su cabeza una gran nube negra, llena de rayos y truenos.
Así comienza este cuento sobre la importancia de entender nuestras emociones y sobre cómo nuestras palabras pueden ayudar a los demás a sentirse mejor.
¿Acompañas a Dani en esta historia de compañerismo y autoconocimiento?