En nuestro mundo, el dios dinero se ha impuesto como valor de
todo. Todo se puede comprar y vender, y todo se ha
comercializado; incluso lo que la naturaleza nos regala, los
sentimientos o los valores espirituales. Desgraciadamente, esta
mentalidad se ha impuesto también en el mundo religioso. La
misma gracia a menudo es entendida y vivida como moneda de
unas relaciones comerciales con Dios. El papa Francisco, en su
encíclica Dilexit nos, nos advierte de este peligro y nos recuerda
que no podemos reducir a Jesucristo a estos esquemas monetarios,
ya que él es, y quiere ser, el gran regalo de la gratuidad.
Oriol Xirinachs, con un tono sencillo y cercano, nos presenta un
texto que reflexiona sobre esta cuestión, tan actual en nuestro
mundo, y lo acompaña con varias preguntas y poemas para facilitar
la reflexión personal.