Revilla dibuja una España de penuria y esfuerzo que ya no existe, la de su infancia. La semblanza que traza en estas páginas de personalidades como el rey Juan Carlos, Aznar, Zapatero o Botín huye de lo convencional y nos descubre la cara más humana y terrenal del poder. Describe también, de forma hilarante a veces, sus relaciones con los taxistas, sus "meteduras de pata" en la boda del Príncipe Felipe.