Obra amplia, documentada y rigurosa sobre el papel de la mujer en el judaísmo antiguo; tanto de los libros del canon hebreo (Migrá), como de los libros Deuterocanónicos añadidos en la diáspora helenista entre los siglos II-I a.C. y que son padre de la Biblia de los Setenta, LXX. Por eso, no es un libro de carácter biográfico, buscando extraer lecciones espirituales o morales, sino que analiza la imagen, la personalidad, la conducta y el proceder de cada una de ellas a la luz del pensamiento de los escritores sagrados y la teología rabínica.