La psicología conductista, centrada en la
creencia de que toda acción humana está condicionada por una
motivación externa, y que por tanto si somos sometidos a unos
incentivos adecuados haremos lo que otros quieran que
hagamos, ha gozado de un predicamento general en nuestra
sociedad competitiva y materialista. Alfie Khon es un erudito
independiente norte- americano que lleva muchos años, y
catorce libros, en una auténtica cruzada contra el conductismo
skinneriano, al que tacha de haber fomentado una mentalidad
social desde la que hemos construido una cárcel de la que ahora
no sabemos salir.afortunado, ya que lo asume desde la
perspectiva del que quiere aprender, del que busca en la santa
no solo un conocimiento, sino un camino.
Implacable y sistemático oponente a las tesis de B. F. Skinner, con el que conversa en uno de los
apéndices de este volumen de Ediciones Cristiandad, Khon ofrece sobrados argumentos para poner en
jaque lo que él llama la prevalencia del conductismo pop en nuestra sociedad. Para esto, rebate la
afirmación de que motivar con recompensas materiales es un requisito moral y lógico, para después
pasar de los argumentos filosóficos a las con¬secuencias prácticas, resumiendo las evidencias de la
investi¬gación que demuestran que las recompensas no solo son in-eficaces cuando se trata de
promover tanto cambios de conducta duraderos como una mejora del rendimiento, sino que suelen
actuar de forma negativa, como señala en las razones clave del fracaso de las recompensas,
expuestas en los capítulos 4 y 5 de este libro.
Que la esperanza de las recompensas o el temor de los castigos no producen mejores
efectos sobre el rendimiento, y que el elogio no ayuda a construir una personalidad responsable y
generosa, son aspectos que sin duda llamarán la atención de lectores educados en la estrategia del
palo y la zanahoria.
En la segunda parte de su estudio, Alfie Khon se detiene en el efecto de las
recom¬pensas y las alternativas a las mismas en relación a los tres campos que mejor conoce: los
relacionados con el rendimiento de los trabajadores (enfrentándose a las empresas de consultoría que
trafican con los programas de incentivos para otras empresas), y aquellos que tiene que ver
directamente con el apren¬dizaje de los niños en la escuela (influido por las obras de John Dewey y
Jean Piaget) y la conducta infantil propiciada desde el hogar.
Una vez desmontado el andamiaje de las motivaciones externas de carácter narcisista
y materialista, el autor propone, en el segundo apéndice, la alternativa de las motivaciones intrínsecas,
aquellas que nacen de dentro afuera por un ejercicio de convicción, y favorecen la maduración
personal al mismo tiempo que ayudan a desarrollar una sociedad más justa y más sana