«Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los
pecadores, y de entre ellos yo soy el primero. Y si
Dios me concedió misericordia, fue para que Cristo
Jesús manifestase primeramente en mí toda su
paciencia y sirviese de ejemplo a quienes habían de
creer en él para conseguir vida eterna» (1 Tim
1,15-16). «Yo para esto he nacido y para esto he
venido al mundo: para dar testimonio de la verdad.
Todo el que es de la verdad, escucha mi voz» (Jn
18,37). Estas dos afirmaciones describen la situación
de todo hombre que se encuentra con Cristo y se
adhiere a él por la fe: inmediatamente se reconoce
como un pecador alcanzado por la misericordia
infinita de aquel que es la Verdad (Jn 14,6). Este libro
se enmarca entre estas dos afirmaciones, sin
sostener ninguna tesis particular, por lo que puede
ser leído en el orden que cada uno quiera; su única
pretensión es contemplar y saborear la belleza de
este abrazo entre la misericordia y la verdad que es
Cristo.