De una salida se trata en estas páginas dice su autor, que son como un diario viajero, el propio de un peregrino convencido de que ha renunciado a ser turista de afición. Y una vez que has dado el paso y has hecho el equipaje ligero, entonces descubres cómo el Señor no juega con tu felicidad si tú no banalizas su fidelidad. Esta ha sido la aventura providencial que me ha tocado en gracia vivir durante varias semanas en tres etapas. Y es lo que deseo abrir como se abre una carta escrita en África, en la que he ido volcando mis humildes memorias. Son, cabalmente hablando, mis «memorias de África».