" Matadlos! Matad a todas esas cucarachas, a las grandes y a las pequeñas!". Es lo que escuchaba en una habitación de tan solo un metro cuadrado, junto a siete mujeres más, Immaculée Ilibagiza, una joven que entonces tenía 22 años y que perdió a toda su familia durante la matanza de su país, Ruanda, en 1994. Los hutus radicales intentaron exterminar a toda la población tutsi, en una masacre que conmovió al mundo; pero la joven Immaculée consiguió aprender a perdonar a los asesinos de su familia. Tras estos hechos, y con el mismo coraje y la misma determinación, la joven ruandesa marchó a los Estados Unidos para descubrir allí por qué Dios la había salvado de la barbarie de su país. Es cuando decide contar al mundo su experiencia, encontrando un sentido a la vida a través de la fe