La autobiografía de una monja reinvindicativa, dinámica y un tanto crítica con su propia Iglesia. A los 18 años, con el deseo de ayudar a las personas y trabajar por un mundo más justo, Lucía Caram se hizo monja. Fascinada por la figura de Jesús de Nazaret, decidió seguir sus pasos y hacer del Evangelio su proyecto de vida y trabajar por la instauración de un nuevo orden social. En una búsqueda constante de sentido, y urgida por algo inexplicable que le devoraba las entrañas, dejó la actividad frenética como religiosa y optó por la vida contemplativa, por hacerse monja de clausura. ¿Pero cómo conjugar este estilo de vida con un espíritu inquieto y libre? En estas páginas, Lucía rememora su infancia en una familia del Opus Dei, sus primeros años de noviciado; explica sus dificultades para adaptarse a estructuras institucionales y a formas de una Iglesia que claman por un cambio. Nos habla también de la realidad de la vida cotidiana en comunidad; nos hace partícipes de su lucha por renovar la forma de vivir y compartir la fe, así como de su intenso trabajo junto a los más pobres.