Luis Ángel Marín Ibáñez, con un gesto genuino ha intitulado este haz de poemas breves que aquí se presenta como el primer elemento visible a su sensibilidad que es el asombro por la vida en cualquiera de sus manifestaciones. Meditaciones, es una obra de mucho merecimiento. Fidelidad a la vocación, un encendimiento sereno sostenido en una larga vida, de poesía. Esta obra tallada y reveladora, es una cercanía a su propia humanidad, del tiempo, de la historia, su vinculación con lo real del ojo que observa y aquilata las imágenes del entorno. Meditaciones, es un trabajo poético certero y sobrio, de un brillo que nos permite ver todo lo posible, el latido, el secreto de la poesía, la belleza profunda del alma, a veces, una pasión cándida que nos mira ene le sueño. En la plenitud de cada poema, una semilla diseminada, fruición de vigilias y alucinaciones, hendeduras que se deslizan como volutas sobre la epidermis de la luz. Es un torrente sobre la superficie de nuestra humanidad, cada poema está hecho de tiempo, de instantes, de fotografías primordiales, de vuelos ávidos que quieren convertirse en articuladas le