María es la antítesis de todo lo que hoy es menospreciado: es virgen y es
madre. Su felicidad pasa por el vaciamiento de sí misma para estar llena de
Dios. La Virgen, como nueva Eva, acogió en su seno a Cristo, que restituyó
la comunión plena con Dios. Por eso es la mujer plena, fuerte y
«empoderada» en el sentido más auténtico de la palabra, porque su poder
reside en la humildad. Es, además, la mujer más representada en el arte a lo
largo de los siglos. La belleza del arte es la materialización de la obra
perfecta que Dios ha hecho en su Madre y que busca realizar en nosotros.
Este libro propone un acercamiento a la persona real de la Virgen María
mediante un diálogo con una selección de obras maestras. En palabras de
su autora, «a través del arte podemos tocar a María, acariciar su misterio,
participar de su dulzura, beber de su esperanza confiada. La intención es
pasar de una contemplación pasiva de las obras propuestas a una
experiencia estética que nos permita sentir y saber más próxima a la Virgen
para poder penetrar en su corazón rebosante de amor a Dios y a todos los
hombres».