La simetría del mandala es un sinónimo de la armonía que pretende transmitir, pero es también una figura específicamente diseñada para practicar la concentración, ya que colorearlo implica prestar atención plena a una sola cosa poniendo énfasis en no cometer ningún error. Pintar un mandala es una reconocida técnica de arteterapia que no solo va dirigida a sentirse bien con uno mismo, sino que al mismo tiempo pretende que se mejoren otras capacidades.