La ciudad de Palma del siglo XVII poco tiene que ver con la urbe luminosa y llena de turistas de la actualidad. La de entonces, embutida en el pétreo corsé de sus murallas, sucia y carente de las más elementales condiciones de salubridad, es el peligroso escenario en el que tiene lugar un descarnado pulso entre el bien y el mal, entre el oscuro ejercicio del poder y el ansia de progreso de las mentes inquietas, donde el patrón de jabeque Damià Vallespir, se verá involuntariamente convertido en protagonista de una de las leyendas capitales de la ciudad: el misterio del drac de na Coca