Este libro hace una relectura de aquel acontecimiento histórico desde la realidad social y eclesial de hoy, para apuntalar el camino de vuelta a las fuentes de la fe cristiana y a la simplicidad de vida de las primeras comunidades. La Iglesia necesita vivir en permanente reforma, siempre con la mirada puesta en Jesús, lo cual requiere de una permanente conversión personal y comunitaria, fruto del silencio y experiencia de desierto.