Por un lado, la historia de Luisa Aldazábal, una mujer de vida, podríamos decir, convencional, que acaba de recobrar la consciencia tras permanecer tres meses en coma. Salir del tránsito entre la vida y la muerte la empuja a dar un giro a su vida y acabará en Venecia. Una vez allí, se topará con la historia de una mujer que existió en la vida real y cuya vida la fascinará hasta el punto de comenzar a indagar. Esta otra Luisa, la segunda del relato, es Luisa Casati, uno de esos personajes que contribuyeron en los años 50 al auge y esplendor de la ciudad italiana como refugio de millonarios y cuyas hisorias personales, de la gloria a la caída y la pobreza, ilustran la decadencia "gatopardiana" de la nobleza italiana.