En esta obra Gadamer describe los caminos de pensar de Heidegger, desde sus primeras inquietudes teológicas y sus intentos de renovar la interrogación filosófica en el ambiente confuso posterior a la Primera Guerra Mundial. Él mismo se consideraba "testigo ocular" del impacto que llegó a causar Heidegger en el mundo académico e insiste en que tanto la fascinación por Heidegger como el rechazo de su supuesta oscuridad no son vías adecuadas para comprenderlo.