La lectura como placer. La lectura como constructora de mundos. Leer como
práctica imaginativa. Leer también como práctica disidente. Leer para reconectar,
no para desconectar. Leer para dudar. Leer para reconocernos y reconocer a los
demás. La lectura asimismo como práctica defensiva contra todo dogmatismo.
Leer, en fin, por la tolerancia, por la comprensión de la diversidad. Leer para
sentir la vida. Leer para sentir mejor.
Estas son algunas de las reflexiones que aborda el filósofo José Miguel Valle en este
breve, revelador y originalísimo ensayo.