Este no es un libro sobre educación. Tampoco lo es solo para creyentes. Se
trata de un libro de espiritualidad escrito para docentes, porque hay una
espiritualidad propia del docente: algo de Dios se revela a los docentes cuando
se ponen a enseñar, con independencia de cuál sea su confesión religiosa o fe.
El ponerse a la escucha o no ya es asunto de cada uno. El cómo hacerlo y el
qué le sucede a quien se abre a esta posibilidad, es lo que el autor trata de
mostrar en las siguientes reflexiones. Por eso, el libro propone una aventura,
invita a un encuentro. Se trata de una búsqueda personal. Obviamente, no apta
para quienes quieren hacer de esta profesión solo un modo de ganarse la vida,
un medio de adoctrinamiento o un instrumento de reforma social al servicio de
una u otra ideología.