¿Somos conscientes de que un porcentaje muy elevado de cuanto decimos conocer en realidad no lo sabemos, sino que simplemente lo creemos? Aquí se toma el creer en sentido estricto, esto es, como aquello que conocemos exclusivamente por enseñanza, información o testimonio de otros. Se distingue netamente de lo que sabemos y hasta de las opiniones que tenemos, fundadas en la experiencia o en la investigación personal. Así, lo que creemos supera en mucho a cuanto propiamente sabemos. Ello indica que nuestra razón está estructurada para progresar en el conocimiento también por medio de creencias. Pero, justamente por esto, lo mismo que hemos de ser críticos con lo que sabemos o investigamos, debemos serlo con tanta más rezón con lo que creemos. Y esta es la cuestión abordada con amplitud en esta obra. Sobre qué, cuándo y cómo creer se describen en ella criterios orientadores y pautas generales. Además, se apuntan orientaciones para ciertos sectores o temas particulares de las creencias, como son las creencias en el testimonio judicial, las creencias sobre hechos del pasado o históricas, las creencias sobre hechos del presente y las creencias religiosas en general.