No hay escrito de Crisóstomo en que no se pueda encontrar alguna reflexión sobre la virginidad y el matrimonio. La virginidad que Crisóstomo resalta requiere la castidad del alma y la consagración a Cristo; para Crisóstomo, la virginidad hunde su raíz en la virtud de la fe y convierte a quien la vive en una persona humilde que sirve a Cristo.